Diversas
voces advierten contra la influencia de la industria fabricante de fármacos que
ayudan a abandonar la nicotina
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recordado a los profesionales
sanitarios que deben mantenerse al margen de los intereses de las farmacéuticas
que fabrican las terapias para dejar de fumar que, pese a jugar un papel,
tienen una utilidad limitada. La advertencia la hizo Armando Peruga, gerente de
la Iniciativa Libre de Tabaco de la OMS, durante las II Jornadas de Prevención
y Control del Tabaquismo celebradas recientemente en Madrid. El encuentro lo
habían patrocinado Pfizer, GlaxoSmithKline y McNeil, fabricantes de estos
tratamientos.
"Tenemos
que ser independientes y guiarnos por la evidencia científica. Hay que mantener
distancia con la industria tabaquera, pero también frente a cualquier otra que
pueda tener intereses comerciales", afirmó Peruga. "Las tabaqueras ya
empiezan con el chascarrillo de que estamos vendidos a la industria
farmacéutica", añadió. Para Peruga, los límites a la colaboración son
nítidos. "La OMS trabaja con las farmacéuticas en la implementación de
políticas, pero los diseños de estas competen sólo a los organismos de salud
pública. El tema de los fármacos es un elemento más y hay que ponerlo en
perspectiva", concluyó.
Según
el CNPT, los tratamientos farmacológicos disponibles (terapia sustitutiva con
nicotina, el bupropión, un antidepresivo con propiedades estimulantes, y la
vareniclina, que bloquea la satisfacciónque produce fumar) podrían duplicar o
triplicar las posibilidades de dejar de fumar. No obstante, ninguno ha
demostrado efectividad tras el primer año de tratamiento.
Durante
el debate sobre la nueva ley frente al tabaquismo, el Comité Nacional de
Prevención del Tabaquismo (CNPT) y partidos como el PP y CIU solicitaron sin
éxito su financiación pública. Actualmente, sólo Navarra y La Rioja los pagan.
Rodrigo Córdoba, portavoz del CNPT, reconoce que las farmacéuticas han
presionado para que se demande esa financiación de forma "más
agresiva". Pese a que patrocinan ciertos eventos, Córdoba asegura que no
reciben fondos directamente. "Hemos tratado por todos los medios de
mantener la independencia", recalca. No obstante, aclara que alguna de las
sociedades del CNPT mantiene vínculos más intensos con la industria. "Es
posible que haya casos puntuales de conflicto de intereses. Es evidente que ha
pasado y seguirá ocurriendo en alguna medida", apunta.
Muchos
de los profesionales consultados señalan, por ejemplo, que la Sociedad Española
de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), que tiene como patronos de su
fundación a Pfizer, GlaxoSmithKline, o Novartis, entre otros, mantiene una
excesiva vinculación con ellos, especialmente con Pfizer, fabricante de la
vareniclina (Champix). Pese a que Pfizer y la SEPAR aseguran que sus relaciones
están enmarcadas "dentro del código deontológico", ninguno aclara en
qué consiste esta relación. El coordinador de tabaquismo de la SEPAR, Carlos
Jiménez, un firme defensor de la terapia farmacológica, afirma: "Ninguna
relación que mantengamos con esos laboratorios obliga a nada".
Pero
otros profesionales no lo tienen tan claro. "Quien paga, marca la
agenda", asegura Ermengol Sempere, coordinador del Grupo de trabajo de uso
racional del Medicamento de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y
Comunitaria, e integrante de la plataforma No Gracias, crítica con la
relaciones con la industria. "Es evidente que este tema está lleno de
"humo contaminante", no de los cigarrillos, sino de las
farmacéuticas, especialmente Pfizer". "La industria financia
consultas monográficas para abandono del tabaco", recuerda. Como ejemplo,
pone el de la Unidad de Tabaquismo de Paterna, en Valencia, pagada "a
medias" por el Ayuntamiento y este laboratorio. Según Sempere, el cartel
de la unidad (dentro del centro de salud), es "el anagrama de la
publicidad de Champix, pero sin mencionar el producto", el más prescrito
en ella pese a que las alternativas son de eficacia similar.
Jiménez,
como muchos expertos, sostiene que una persona que trata de dejar de fumar sin
ayuda tiene alrededor de un 5% de posibilidades de conseguirlo. La cifra es la
que refleja gran parte de la literatura científica, incluida la realizada por
la rigurosa Colaboración Cochrane, una organización sin ánimo de lucro con más
de 28.000 colaboradores que elaboran revisiones sobre intervenciones en salud.
Pero numerosos profesionales han comenzado a cuestionar estos datos por sesgos.
Simon
Chapman y Ross Mackenzie, autoridades en tabaquismo de la Universidad de
Sidney, critican esa medicalización y sus "obvios beneficios para las
farmacéuticas" en una revisión de centenares de estudios publicada en 2010
en Plos Medicine. Según aseguran, la mayor parte de la investigación para dejar
de fumar, en su mayoría financiada por la industria, estudia cesación asistida
con tratamiento farmacológico, aunque entre dos tercios y tres cuartos de las
personas lo hacen sin ayuda. Citan, además, otro trabajo de la Cochrane que refleja
que, mientras que el 51% de los ensayos financiados por la industria
demostraron efectos significativos de la medicación, sólo el 22% de los
independientes lo hicieron.
Y la
distorsión podría extenderse a la percepción de la dificultad que entraña dejar
de fumar. Una encuesta a exfumadores, incluida en la revisión, asegura que el
53% consideró que dejar de fumar "no fue en absoluto difícil".
Chapman
definió en The Lancet esta distorsión como la "ley del impacto inverso
aplicada a la cesación del tabaquismo", que dice que el esfuerzo para
investigar el abandono asistido es inversamente proporcional al dedicado a
examinar cómo la mayoría de los fumadores deja de fumar.
Pero
como explica Córdoba, los datos no son contradictorios. Unos tres millones de personas
en España tratan de dejar de fumar una vez al año. "Es cierto que sólo un
5% de los que lo intentan sin ayuda, lo logran [unas 150.000 personas], pero de
todos los que dejan de fumar, cerca del 90% lo hace sin terapia", porque
el porcentaje de personas que las recibe gira en torno al 10%. Aunque considera
que "lo conseguirían más personas" si se financiaran las terapias,
Córdoba estima en un informe para el CNPT que "los tratamientos
farmacológicos, los consejos y los tratamientos psicológicos intensivos pueden
ser una ayuda eficaz, pero no son imprescindibles". "Es necesario
tener en cuenta factores sociales, culturales y ambientales [...] y no
depositar excesivas expectativas en unos tratamientos que no dejan de ser una
vía para medicalizar un problema que es más complejo", concluye.
Mi Vida
sin Ti, una plataforma de internet independiente formada fundamentalmente por
blogueros sanitarios, también rechaza el mensaje de "vea a su médico si
quiere dejar de fumar". Según Rafael Cofiño, jefe del Servicio de Salud
Poblacional de Asturias y uno de sus promotores, "debemos insistir en
medidas que afectan a la población. Por eso consideramos la nueva ley [frente
al tabaquismo] como muy positiva". La evidencia es aplastante en este
sentido. Muy por encima de la financiación de las terapias, las medidas que se
han mostrado más eficaces son el incremento de los impuestos al tabaco, la
ampliación de los espacios libres de humo o las campañas divulgativas.
No
obstante, otras causas contribuyen al debate. Como explica Juan Ramón Villalví,
médico de laAgencia de Salut Pública de Barcelona, la diferente perspectiva de
especialistas de salud pública y profesionales de atención primaria,
partidarios de un abordaje más integral, y médicos especialistas, como los neumólogos,
defensores de un enfoque con unidades específicas de tabaquismo y más
medicalizado, forma parte de diferentes formas de entender la medicina.
"No es una historia de buenos y malos, sino de visiones diversas. Lo que
pasa es que cuando hay intereses de parte, se pueden desenfocar un poco las
cosas", concluye.
Fuentes:
http://www.publico.es/376424/las-largas-sombras-de-las-terapias-antitabaco
Agradecimientos
por el aviso de la noticia a Miguelin del foro www.vapeando.com